

El Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel dialoga con escolares armenios sobre DD.HH. en Bs. As. -2/9/12
Difundimos el presente artículo de los profesores Andrés Serralta y Marcelo Desena sobre la enseñanza del Genocidio Armenio en la educación, como un aporte necesario a la reflexión sobre el abordaje de los Derechos Humanos en el aula.
La docencia sobre una temática histórica como es el Genocidio del pueblo armenio, requiere un abordaje desde los Derechos Humanos como matriz teórica que sobrepasa el aspecto meramente disciplinar.
El abordaje en materia de Derechos Humanos en el espacio del aula, motiva a especial reflexión. Consideramos que la enseñanza de la Historia y los Derechos Humanos son elementos que deben estar en permanente simbiosis y son plenamente integrables a la práctica en un salón de clases, ya que con “muchos de los contenidos actuales pueden lograrse perfectamente procesos de enseñanza-aprendizaje que promuevan y fortalezcan el ejercicio pleno de los derechos humanos, solamente se requiere una nueva forma de ver o hacer las cosas”.[1]
Desde una perspectiva totalizadora de la enseñanza-aprendizaje de los DD.HH. el campo disciplinar es un eventual transmisor de los valores y preceptos de ésta.
En este plano, los valores trasvasan el puntualísimo contenido temático eventual de la disciplina para cargarla de significado axiológico. Es decir, que no sólo es educar en valores como la solidaridad, la paz, el respeto por el derecho a la diversidad de cada pueblo y cultura, etc., sino también al mismo tiempo es combatir anti valores, minar la parición del egoísmo, el deseo de violencia, o el etnocentrismo.
La incorporación de esos valores positivos y la negación de sus antitéticos, repercute (o puede repercutir) en la acción de los sujetos:
Abordar un aspecto temático de la disciplina desde la complejidad de los procesos sociales del pasado, representa también una postura desde el presente, la cual requiere los reparos necesarios para blindar de neutralidad al relato histórico, sin desmedro de plasmar una reconstrucción aproximada a la verdad histórica.
No obstante, parece acorde la presente observación referente al papel de la Historia: “En las sociedades contemporáneas la Historia tiene un papel importante. La Historia es, más que la maestra de la vida como la definiera Herodoto, un conocimiento que suele utilizarse como justificación del presente. Vivimos en el seno de sociedades que utilizan la Historia para legitimar las acciones políticas, culturales y sociales, y ello no constituye ninguna novedad. ”[2]
Esa legitimación es la que nos debe llevar al reconocimiento pleno de los casos de Genocidio y su enseñanza en forma directa en las aulas de nuestro país, para lograr que socialmente sea inviable la repetición de los mismos ya que no serían tolerables para ciudadanos formados en Derechos Humanos.
Al respecto la enseñanza en del Genocidio Armenio es una herramienta valiosísima para lograr una declaración como tal del mismo en forma internacional, ya que cada ciudadano será un individuo a quien no podrá negársele los sucesos ocurridos o retaceársele el alcance de su entidad, porque conoce su dimensión y las implicancias históricas que ha tenido para la Humanidad.
Colaborar como docente a generar conciencia sobre el significado de lo acontecido hace casi cien años, es una forma de impedir que acontecimientos similares puedan producirse nuevamente, restarle importancia a ello, o minimizar su significación ha demostrado ser un aval tácito, a veces no consciente a la ocurrencia de otros episodios de violencia.
Prof. Andrés Serralta / Prof. Marcelo Desena
[1] AA. VV. Educación en derechos humanos. Texto autoformativo. Servicio Editorial del IIDH. San José. Costa Rica.1994.pág. 42.
[2] Prats Cuevas, J. – Santacana Mestre, J. Enciclopedia General de la Educación. Editorial Océano. Vol. 31. Didácticas específicas. Barcelona, 1998. pág. 42.