El Tratado de Sèvres fue firmado tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, el 10 de Agosto de 1920, en Francia. Los firmantes fueron por un lado las Potencias Aliadas triunfantes y sus asociados, y por otro por la derrotada Turquía, con la intención de acordar las condiciones para el establecimiento de la paz en Medio Oriente.

La lista completa de los firmantes incluía al Imperio Británico, Francia, Italia, Japón, Armenia, Bélgica, Grecia,  Hejaz, Polonia, Portugal, el estado Serbio-Croata-Esloveno, Checoslovaquia y el Imperio Otomano. Avedís Aharonian firmó el Tratado en Representación de la República de Armenia, en tanto que Boghós Nubar lo hizo en nombre de la Delegación Nacional Armenia, creada años antes de la fundación de la República.

El documento se refiere en su extenso articulado al trazado de límites de todo Medio Oriente, cesión de Siria e Irak, devolución de Esmirna a Grecia, independencia de Armenia y delimitación de sus fronteras, creación del Kurdistán, apertura de los estrechos, protección de las minorías, sanciones a criminales y a crímenes de lesa humanidad y estipulaciones de carácter económico.

Como condición para el establecimiento de la paz, el Imperio Otomano aceptaba entre otros términos, la responsabilidad por las atrocidades cometidas contra su población armenia desde 1914, y se comprometía a reparar por las pérdidas humanas y materiales sufridas por los armenios como resultado de las deportaciones y masacres.

Si bien la inclusión de estos términos por sí solos destacan al Tratado de Sèvres como único documento legal internacional en que Turquía reconoce y acepta su responsabilidad por las atrocidades cometidas contra los armenios, también son fundamentales los términos establecidos en el Artículo 88 que indican que:

Turquía reconoce a Armenia como estado libre e independiente tal como lo han reconocido con anterioridad las Potencias Aliadas.

Tratado de Sèvres, art. 88

Para determinar la frontera común entre Turquía y la República de Armenia (independiente desde mayo de 1918, pero recientemente reconocida) el Tratado establece en su Artículo 89 que:

Turquía y Armenia, así como las demás partes contratantes acuerdan someter al arbitraje del presidente de los Estados Unidos de América, la determinación de las fronteras entre Turquía y Armenia, en las provincias de Erzerum, Trabizonda, Van y Bitlís y aceptar su decisión así como las demás condiciones que por él pueden ser establecidas respecto del acceso de Armenia al mar y referentes a la desmilitarización del territorio otomano adyacente a la mencionada frontera.

Tratado de Sèvres, art. 89

Como complemento, por el Artículo 90, Turquía “renuncia a todos los derechos y títulos sobre el territorio de esta manera transferido” desde el momento en que se adopte la resolución en ese sentido.

En lo que refiere al castigo a los criminales de guerra turcos, el Tratado establecía en su artículo 230 que:

El gobierno turco se compromete a entregar a las Potencias Aliadas a las personas que éstas requieran por ser responsables de las masacres cometidas durante la continuidad del estado de guerra en el territorio que formaba parte del imperio turco el 1 de agosto de 1914. Las Potencias Aliadas se reservan el derecho de designar el tribunal que enjuiciará a las personas acusadas de tal crimen, y el gobierno turco se compromete a reconocer dicho tribunal

Tratado de Sèvres, art. 230

El Laudo Arbitral del Presidente Woodrow Wilson

Dado que la decisión de que recayera en el Presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson la determinación de las fronteras entre Armenia y Turquía había sido adoptada previamente por el Supremo Consejo de las Potencias Aliadas y Asociadas, el Departamento de Estado había establecido ya en Julio de 1920 un comité de expertos ad hoc.

En base al informe presentado por el comité de expertos del Departamento de Estado, el Presidente Wilson, en cumplimiento con lo estipulado por el Tratado de Sèvres, firmó el 22 de noviembre de 1920 el Laudo Arbitral, denominado oficialmente Decisión del Presidente de los Estados Unidos de América referida a la Frontera entre Turquía y Armenia, el Acceso al Mar para Armenia y la Desmilitarización del Territorio Turco adyacente a la Frontera Armenia.

El Laudo Arbitral reconocía a la República de Armenia una porción sustantiva -aunque incompleta- de los territorios históricamente armenios, compuesta por 103.599 km2  que incluían su salida natural hacia el Mar Negro. La suma de los territorios asignados a Armenia por el Laudo Arbitral y aquellos que ya formaban parte de la República redondeaban poco más de 160.000 km2, cumpliendo con la justa aspiración de los armenios de contar con un hogar nacional donde recomponer su vida tras el brutal Genocidio cometido por Turquía y reconociendo la valiosa contribución de los armenios a la victoria Aliada en la Primera Guerra Mundial.

Frontera entre la República de Armenia y el Imperio Otomano de acuerdo al ladudo arbitral del presidente Woodrow Wilson.

Un Tratado imperfecto

Las circunstancias geopolíticas y el interés vacilante de los Aliados impidieron la ratificación y aplicación del Tratado de Sèvres, por lo que sus disposiciones no lograron efectivizarse.

El movimiento nacionalista de Mustafá Kemal “Atatürk” ya había iniciado al interior de Turquía una campaña armada para alzarse con el poder y eliminar a los elementos “no turcos” del Imperio. Apenas días después de la firma del Tratado, el general turco Kazim Karabekir, al mando de 50.000 hombres atacó la República de Armenia, con el objetivo de capturar la capital Yerevan y masacrar a la población civil a su paso, en un intento de completar el plan genocida iniciado años atrás.

El ataque se produjo con la anuencia de Lenin, quien autorizó a Kemal a arrasar el oeste de  Armenia, con el objetivo de forzar al gobierno de la República a aceptar la sovietización. Apenas unos días después de la firma del Laudo Arbitral del Presidente Wilson, la acción conjunta de kemalistas y bolcheviques determinó la caída de la República de Armenia: el 29 de noviembre un regimiento bolchevique ingresó desde Azerbaiyán y el 2 de diciembre de 1920 se estableció un gobierno provisional ligado a Moscú. 

Tras la caída de la República de Armenia, el 3 de diciembre de 1920, mediante el Tratado de Alexandropol se pretendió obligar a Armenia a aceptar la ocupación turca de los territorios reconocidos por el Tratado de Sévres y el Laudo Arbitral del Presidente Wilson. Sin embargo el Tratado no fue ratificado debido a que ya no existía el Parlamento de Armenia, y el firmante representaba a un gobierno depuesto.

Meses después, en octubre de 1921, Rusia Soviética y la Gran Asamblea de Turquía firmaron el Tratado de Kars, mediante el cual Turquía formalizó la ocupación de las regiones armenias de Kars, Ardahán y Artvín, situación que se sostiene hasta el día de hoy.

El Tratado de Lausana, firmado el 24 de julio de 1923, que fijó las fronteras actuales de Turquía, no fue firmado por los mismos países que suscribieron el Tratado de Sèvres ni fue convocado a los efectos de sustituir a aquel, como suele presentarse. Allí finalmente las potencias volcaron sus intereses hacia Turquía, intentando sepultar definitivamente la Causa Armenia.

A pesar de no haber sido aplicado, el Tratado de Sèvres es hasta la fecha el único documento válido firmado entre Turquía y Armenia para la determinación de sus fronteras, sin que hayan sido denunciados por las partes ni el Tratado ni el Laudo Arbitral del Presidente Wilson.

Se trata del documento internacional que sentó las bases para la reparación jurídica del Genocidio Armenio y las asunción de responsabilidades por parte del Imperio Otomano. Sin embargo, la condescendencia de las Potencias hacia Turquía determinó que ninguno de los genocidas turcos fuera juzgado a la luz de las estipulaciones del Tratado, las compensaciones a Armenia no fueran efectivizadas y los territorios asignados a la República de Armenia fueran distribuidos entre Turquía y la Unión Soviética, permaneciendo ocupados tras un siglo.

Uruguay y el Tratado de Sèvres

En 1970, en ocasión del Cincuentenario del Tratado de Sèvres, la Cámara de Representantes de Uruguay analizó detenidamente la cuestión y considerando la justicia de los reclamos armenios, promovió que el país elevara a las Naciones Unidas la cuestión de la aplicación de los artículos referidos a Armenia.

El 18 de noviembre de 1970, la Cámara de Representantes aprobó la siguiente Minuta de Comunicación:

La Cámara de Representantes exhorta al Ministerio de Relaciones Exteriores para que en nombre del país y en la oportunidad que estime adecuada, exponga ante las Naciones Unidas y reclame de la Organización Internacional disposiciones para el cumplimiento del contenido del Tratado de Sèvres, el cincuentenario de cuya firma se cumplió el 10 de agosto de 1970.

A favor de la propuesta se habían pronunciado figuras prominentes de todo el espectro político, como los diputados Héctor Gutiérrez Ruiz, Humberto Ciganda, Hugo Batalla, Nassim Ache Echart, Ángel Rath, entre otros.

El 9 de Agosto de 1972, la Cámara de Senadores aprueba una moción con idénticas características, solicitando al Poder Ejecutivo que eleve la cuestión de la justicia de los reclamos armenios respecto del Tratado de Sèvres al ámbito de las Naciones Unidas. La moción contó también en el Senado con un amplio respaldo, abogando por su aprobación los senadores Zelmar Michelini, Dardo Ortiz, Enrique Erro, Luis Hierro Gambardella, Juan Pablo Terra, Alejandro Zorrilla de San Martín, Washington Beltrán Mullín, entre otros.

La aspiración de Uruguay de trasladar el tema a Naciones Unidas generó una enorme repercusión en todas las comunidades armenias del mundo. Las portadas de los diarios armenios de los cinco continentes destacaron la noticia, reconociendo el valor de Uruguay de elevar la voz por los justos reclamos del pueblo armenio, especialmente en momentos en que Armenia no era sujeto de derecho internacional por encontrarse comprendida dentro de la Unión Soviética. Una multitud compuesta por 500 armenios se concentró frente a la Embajada de Uruguay en Beirut (Líbano) en diciembre de 1970 para agradecer al país por defender los derechos del pueblo armenio.

Cabe recordar, que en 1965 Uruguay se había convertido en el primer país en reconocer oficialmente el Genocidio Armenio, mediante la aprobación de la ley N°13.326, otro hito trascendental en la lucha del pueblo armenio por la Justicia.

Cumpliendo con la solicitud del Parlamento, el Ministerio de Relaciones Exteriores instruyó a la delegación que participó del 26° Período de Sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas entre setiembre y diciembre de 1971 a analizar la disposición de los restantes países miembros de respaldar una iniciativa que reivindicara los derechos vulnerados del pueblo armenio.  Asistieron junto a la delegación oficial, dos integrantes del Consejo Causa Armenia del Uruguay, que se trasladaron al edificio sede de Naciones Unidas, desarrollando un intenso trabajo de difusión de la cuestión entre las distintas delegaciones.

Finalmente, resultó evidente que la posición uruguaya, basada en sólidos principios éticos y en una profunda solidaridad con el pueblo armenio,  representaba una posición vanguardista, que sólo décadas después sería replicada por otros países del mundo.

La actual República de Armenia y el Tratado de Sèvres

Consultado por la validez del Tratado de Sèvres, el Presidente de la República de Armenia Armen Sarkissian expresó el 10 de agosto de 2020:

(…) Si bien es cierto que el Tratado de Sèvres no fue plenamente ratificado, lo que significa que permanece imperfecto y que en lo referido a Armenia sus decisiones no fueron implementadas por el cambio en la situación política internacional, al mismo tiempo tampoco  fue denunciado. El Tratado de Sèvres es un acuerdo legal interestatal que se encuentra vigente de facto, en la medida que otros documentos derivados de él determinaron el status de una serie de países del Medio Oriente tras la Primera Guerra Mundial, tales como Siria (actualmente Siria y Líbano), Mesopotamia (Irak, Kuwait), Palestina (actualmente Israel y la Autoridad Palestina), Hejaz (actualmente Arabia Saudita), Egipto, Sudan, Chipre, Marruecos, Túnez y Libia. De igual manera, el Tratado de Sèvres podría haber promovido la resolución de la Cuestión Armenia y la unificación de la nación armenia en sus territorios históricos. Podría haber mitigado parcialmente las pérdidas infringidas en el pueblo armenio por el Genocidio de 1915 y así crear las condiciones para la regulación de las relaciones entre Armenia y Turquía, y el establecimiento de una paz duradera entre los pueblos de nuestra región. (…). El Tratado de Sèvres, incluso hoy permanece como un documento escencial para el derecho del pueblo armenio a alcanzar una solución justa a la Cuestión Armenia.

Por su parte, el Primer Ministro de la República, Nikol Pashinyan se refirió al Centenario del Tratado en una conferencia desarrollada el 10 de agosto de 2020, señalando que:

Al igual que el Tratado de Versalles, el Tratado de Sèvres delineó un nuevo sistema de relaciones interestatales en la región. Introdujo nuevos principios y valores que deberían haber establecido no sólo una paz duradera sino también la justicia en Asia Occidental.  El Tratado se basó en los más avanzados ideales de su época. Subrayó especialmente el derecho a la autodeterminación  y la igualdad entre los pueblos, poniendo fin a siglos de sojuzgamiento impuesto por imperios y brindando libertad e independencia a los pueblos de la región. (…) En su Artículo 89, el Tratado de Sèvres reafirma la asociación histórica indiscutible de nuestra nación con la Meseta de Armenia, en la que el pueblo armenio se originó, vivió, y desarrolló su estatalidad y cultura durante milenios.

Las declaraciones de las máximas autoridades de la República de Armenia evidencian que a un siglo de su firma, los desafíos que aspiraba a resolver el Tratado de Sèvres en la región aún continúan pendientes.