
Las organizaciones integrantes de la Colectividad Armenia del Uruguay firmantes del presente comunicado, se dirigen a las autoridades nacionales, a las organizaciones sociales y a la opinión pública en general a fin de expresar la inquietud de ánimo con que reciben la presencia del Ministro de RREE de la República de Azerbaiyán, Sr. Elmar Mammedyarov en el Uruguay.
Entendemos, aceptamos y apoyamos que nuestro país, el Uruguay, busque ampliar su campo de relaciones en todos los ámbitos vinculados al quehacer nacional que redunden en su beneficio incluyendo la posibilidad de que algunas determinaciones puedan no ser del agrado o de la conveniencia de la República de Armenia y de la armenidad en toda la extendida diáspora que conforma el pueblo armenio. Pero también sabemos que los principios, las lealtades y la solidaridad conjuntadas en los ideales de un mundo mejor y más justo no son palabra vana, que existen y marcan a los hombres, a las instituciones y, por supuesto, a los países. Dejamos constancia de que estos valores han estado siempre presentes en la relación entre el pueblo uruguayo, sus autoridades y la Colectividad Armeniaa lo largo de los años hasta el presente.
Si en esta oportunidad cambiamos el tono y el estilo habitual de nuestra expresiones es porque la llegada de este alto funcionario viene precedida por las manifestaciones del presidente de su país, Ilham Aliev, quien al cierre de un acto oficial declaró una guerra mas allá de sus fronteras al afirmar que “Nuestros principales enemigos son los armenios de todo el mundo y los políticos hipócritas y corruptos bajo su control”. Estas expresiones xenófobas e hirientes para quienes son amigos de los armenios nos eximen, en esta ocasión, de hacer otros comentarios.
Azerbaiyán sostiene un diferendo con la República de Naghorno Gharabagh, país que el pasado 19 de julio realizó su quinto acto eleccionario desde la proclamación de su independencia. En la ocasión, se eligieron titulares de los tres poderes constitucionales así como autoridades provinciales con la presencia y el control de veedores internacionales, que fueron catalogados como “personas no gratas” por parte de Azarbaidyán. Integró ese cuerpo de control la diputada uruguaya Susana Pereyra quien fue testigo de la corrección y rigurosidad de dicho acto tal como lo manifestó documentadamente junto con los demás funcionarios internacionales.
Azerbaiyán se niega a aceptar esta auténtica expresión de independencia, afirmándose en un mal habido derecho de posesión patrimonial obtenido por la decisión arbitraria de Stalin quien seccionó dos partes de la República Soviética de Armenia: Gharabagh y Najicheván, poniéndolas en calidad de “provincias autónomas” bajo administración de Azerbaiyán y generando así una absurda situación geopolítica que contradice la realidad.
Por los siglos de los siglos esos territorios fueron armenios y estuvieron poblados por armenios. Si hoy Najichevan –frontera con Turquía- no se ha expresado es porque la administración azerí se preocupó de limpiar la presencia humana y los vestigios materiales de la presencia armenia. No lo pudo lograr con Gharabaghque, al desparecer la Unión Soviética, al igual que otros pueblos expresó su aspiración a gozar de soberanía republicana basándose en su derecho de autodeterminación avalado por sus antecedentes históricos.
De modo que las proclamas que incitan a “liberar las tierras ocupadas de Azerbaiyán” son faltas de veracidad. Quizás esta exacerbación del fanatismo nacionalista sea un medio para ocultar realidades internas que pugnan por manifestarse, como se pudo apreciar en el marco del reciente Festival de Eurovisión, cuando diversos sectores de la sociedad azerí aprovecharon para expresar al mundo su descontento.
Como se desprende de los discursos y documentos oficiales, Azerbaiyán no confía en la vía de la negociación para lograr acuerdos que permitan superar el conflicto. El mismo Elmar Mammedyarov, se ha negado a las inspecciones fronterizas y al cese del fuego por parte de sus francotiradores, explicando que la única forma de evitar eso es liberando sus tierras. ya que, según él, “Negociar significa fortalecer el statu quo”. Es decir: no confía en el Derecho y la Justicia pero si en la fuerza de las armas. Y es con ese objetivo que ha multiplicado su presupuesto militar. De ahí su permanente discurso belicista.
La Colectividad Armenia, en todos estos años, ha sido muy cuidadosa en evitar que el Uruguay se involucrara en el planteo de asuntos vinculados con la causa que sostienen los armenios y cuyo desarrollo pudiera perjudicar el interés nacional. Ha hecho sí hincapié en los temas de principios, en la defensa de los Derechos Humanos, la denuncia y condena de los genocidios, la reinvindicaciónde la Memoria, la práctica de la solidaridad y en la denuncia del negacionismo. Debemos subrayarlo, hemos encontrado eco y ha habido una actitud de reciprocidad.
Por consiguiente, se entenderá nuestra preocupación ante la visita de esta comitiva que, conocedora de que Uruguay está en la búsqueda de inversores, acude con una cartera de ofertas atrayentes como las que ha realizado por otros países de nuestro continente. Quizás haya temas que merezcan consideración pero también es probable que se presente con la arrogancia de quienes disponen de capital para hacer promesas y busquen contrapartidas de carácter político.
Ante esa posibilidad, cumplimos con nuestro deber de alertar y subrayar nuestra permanente defensa de los principios y los valores republicanos, democráticos y solidarios sustentados por el gobierno y que a través del tiempo han caracterizado las relaciones entre nuestra colectividad y el pueblo uruguayo del cual formamos parte.
Montevideo, 27 de julio de 2012
Firman:
Asociación de Beneficencia de Damas Armenias – A.B.D.A.
Asociación Cultural Uruguay – Armenia – A.S.C.U.A
Centro Nacional Armenio – C.E.N.
Partido Social Demócrata Knchakián – P.S.D.H.
Unión Compatriótica Armenia de Marash – U.C.A.M.
Unión General Armenia de Beneficencia – U.G.A.B.
Vramián Gomidé
Foto de portada: Manifestación de la colectividad armenia del Uruguay ante la visita del canciller azerí, frente al Palacio Legislativo