
El pasado 3 de agosto, el ejército de Azerbaiyán volvió a atacar la República de Artsaj (Nagorno Karabagh) violando el acuerdo trilateral de cese al fuego firmado el 9 de noviembre de 2020 por las autoridades de la Federación de Rusia, Azerbaiyán y Armenia.
Los ataques con morteros y drones -difundidos con orgullo por el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán- se concentraron en el corredor de Berdzor (Lachin), única vía de comunicación entre la República de Artsaj y Armenia. Como consecuencia, murieron dos soldados del ejército de defensa de Artsaj y otros 19 resultaron heridos. Las agresiones constituyen una violación a las obligaciones internacionales asumidas por Azerbaiyán, quien se comprometió mediante el acuerdo trilateral de cese al fuego a garantizar la seguridad de las personas, vehículos y cargas que se transportan por el corredor de 5 kilómetros de ancho, puesto dentro del área de responsabilidad de las fuerzas de paz rusas desplegadas en la región.
El 9 de noviembre de 2020, las partes acordaron un plazo de tres años para la construcción de un trazado alternativo del corredor humanitario que conecta las Repúblicas de Armenia y de Artsaj. Sin embargo, cuando todavía falta más de un año para que se cumpla ese plazo, y a pesar de que las obras no están concluidas, Azerbaiyán presiona militarmente para bloquear la única vía de comunicación de Artsaj con el exterior y exige el desalojo de los poblados de Berdzor, Sus y Aghavno, ubicados en el área del corredor.
Ante la consabida pasividad de la comunidad internacional y el atronador silencio de quienes se proclaman defensores del Derecho Internacional, el pueblo armenio se enfrenta a una nueva limpieza étnica, otra vez a manos de Azerbaiyán, la dictadura dinástica transformada en “proveedor confiable” de gas para la Unión Europea. A los desalojos forzados de poblados armenios, que han dejado a más de 40 mil habitantes de Artsaj sin hogar, se suman los permanentes ataques a la población civil y el sabotaje y la interferencia de los servicios básicos, con el objetivo de quebrar la voluntad del pueblo de Artsaj de permanecer en sus hogares ancestrales. Consciente de la total impunidad de la que goza, el ejército de Azerbaiyán invadió en mayo de 2021 el territorio internacionalmente reconocido de la República de Armenia, permaneciendo hasta hoy en posiciones ubicadas entre 3 y 5 kilómetros dentro de territorio armenio.
Ni los sucesivos intentos y formatos de mediación ni los pronunciamientos de importantes organismos internacionales (incluyendo una medida cautelar de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas) han conseguido resolver dos cuestiones humanitarias elementales para alcanzar la paz. En primer lugar, la devolución por parte de Azerbaiyán de las decenas de prisioneros armenios que, tras casi dos años, permanecen cautivos en las cárceles de Bakú. En segundo lugar, poner fin a la destrucción del patrimonio cultural armenio en los territorios ocupados por Azerbaiyán durante 2020: decenas de iglesias, cruces de piedra y cementerios han sido vandalizados por el régimen xenófobo del presidente Ilham Aliyev, que ha declarado que eliminará todo rastro armenio de los templos capturados.
Por si persistían dudas de la impunidad con la que opera, el presidente de Azerbaiyán declaró hoy que la más reciente operación militar “demostró a Armenia una vez más que nada ni nadie podrá detenernos: ninguna declaración de nadie, ningún anuncio de nadie, ninguna llamada telefónica de nadie. ¡Nada ni nadie! El pueblo de Azerbaiyán sabe esto perfectamente. La segunda guerra de Karabagh (2020) lo demostró”.
Ante este sombrío panorama que se cierne sobre el pueblo armenio, desde el Consejo Causa Armenia del Uruguay convocamos a todos quienes se sienten comprometidos con nuestra causa a redoblar esfuerzos en el apoyo moral y material al pueblo de Artsaj (Nagorno Karabagh). Convocamos a condenar e impedir la limpieza étnica que lleva adelante Azerbaiyán, y la vandalización y destrucción del patrimonio cultural armenio en los territorios ocupados. Convocamos, por último, a denunciar enfáticamente a quienes, en aras de un presunto equilibrio entre las partes, son complacientes con quienes reivindican el exterminio de los armenios y se autoproclaman continuadores de ese siniestro crimen. Su silencio cómplice de hoy será la vergüenza de quienes los sucedan.
Montevideo, 12 de agosto de 2022.
Foto: Soldado ruso abre paso a niños de Aghavno. Beatriz Arslanian