El pasado 1° de diciembre, con la identificación de los restos del maestro Julio Castro, ejecutado por la dictadura militar en 1977, el Uruguay ha dado un significativo paso adelante en el camino de la Verdad sobre las violaciones a los Derechos Humanos.

Expresamos nuestras condolencias a sus familiares y saludamos la lucha de quienes con voluntad inquebrantable sostuvieron su demanda de Justicia por más de tres décadas.
Su ejemplo reafirma nuestra convicción en que ninguna sociedad puede desarrollarse de espaldas a su pasado y conviviendo con la impunidad.