
La 68° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas tuvo lugar del 17 de setiembre al 4 de octubre, con una extensa agenda de actividades desarrolladas en la ciudad de Nueva York.
Durante el Debate General, que tuvo lugar el 28 de setiembre, el ministro de Relaciones Exteriores de la República de Armenia Edward Nalbandian hizo referencia a la cuestión de Nagorno Karabagh, a la situación de los armenios en Siria y a la hostilidad del gobierno de Azerbaiyán hacia la comunidad armenia, entre otros temas.
Nalbandian abrió su discurso expresando que “la paz parece seguir siendo un fenómeno difícil de alcanzar en muchas partes del mundo”, concepto que entrelazó inmediatamente con la situación en Siria. “Armenia sigue alarmado por el empeoramiento de la situación humanitaria en Siria. El número de refugiados que Armenia continúa recibiendo ya supera los diez mil, pero decenas de miles de sirios-armenios aún permanecen en ese país que se ha convertido en su segunda casa después del genocidio de 1915 y están luchando por su supervivencia en condiciones insoportables“, señaló. A su vez, manifestó su posición favorable a una resolución pacífica del conflicto si se lograra la “eliminación de las armas químicas y la exclusión de su uso en Siria”.
Posteriormente, el ministro de RREE introdujo la cuestión de Nagorno Karabagh haciendo referencia a la declaración realizada en junio por los tres copresidentes del Grupo de Minsk de la OSCE -Rusia, Estados Unidos y Francia- en el marco de la Cumbre del G8; declaración que podría ser “la base para llegar a una justa y duradera solución del conflicto”, según expresó. Siguió su intervención declarando que Armenia reafirma “una vez más” su ”compromiso con los principios del derecho internacional, en particular la no utilización de la fuerza o la amenaza de la fuerza, la igualdad de derechos y libre determinación de los pueblos y la integridad territorial”, “a diferencia de Azerbaiyán” que continúa “malinterpretando” las resoluciones del Consejo de Seguridad de 1993 cuyo principal requisito era el cese de todas las hostilidades y el establecimiento de un alto el fuego. Sobre esto, Nalbandian pronunció que “Azerbaiyán no sólo no ha cumplido, sino que intensificó aún más su agresividad y las operaciones militares contra Nagorno Karabagh y Armenia utilizando mercenarios estrechamente vinculados a organizaciones terroristas. No es de extrañar que después del acuerdo de alto al fuego firmado en 1994, los tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad nunca hicieron referencia a esas resoluciones”. Mencionó además que Azerbaiyán rechazó en cinco ocasiones las propuestas de los copresidentes del Grupo de Minsk relacionadas a los Principios Básicos de la solución del conflicto de Nagorno Karabagh.
Luego el canciller condenó la hostilidad por parte de del gobierno de Ilham Aliyev hacia la comunidad armenia.
Evocó en primer lugar lo sucedido en agosto de 2012 cuando Ramil Safarov, quien cumplía cadena perpetua por decapitar a hachazos a un militar armenio en el 2004, fue condecorado e indultado por el gobierno azerí al arribar a Azerbaiyán tras pedir su extradición. Este hecho, explicó Nalbandian, “condenado enérgicamente por la comunidad internacional” y aplaudido por Azerbaiyán, “demuestra claramente la creciente brecha de percepción entre los dirigentes de Azerbaiyán y de la comunidad internacional sobre qué es bueno y qué es malo”.
Por otro lado se refirió al “ostracismo” al que fue condenado el escritor azerí Aylisli por publicar una novela donde menciona los pogromos contra los armenios en Bakú , Sumgait y otras ciudades de Azerbaiyán.
Finalmente, el canciller armenio aludió a las recientes declaraciones del presidente azerí que reclamó territorios armenios y afirmó que “llegará el momento en que viviremos” en Erevan, la capital de Armenia, en un intento de “restaurar la integridad territorial” de Azerbaiyán y reclamar sus territorios “históricos”.
Nalbandian cerró su discurso reafirmando su apoyo a las Naciones Unidas en la búsqueda de la paz, la democracia y la seguridad y en la condena a los autores de crímenes contra la humanidad, en la postura de “una nación que ha sobrevivido al primer genocidio del siglo XX”.