
En la noche del miércoles 23 de mayo, alrededor de las 19:30 horas, se presentó por primera vez en el Uruguay el documental “Los tatuajes de mi abuela” de la cineasta nacida en Líbano –y radicada en Suecia- Suzanne Khardalian. El evento fue llevado a cabo por la filial Rupina de HOM, con el apoyo del Consejo Causa Armenia del Uruguay.
Durante la proyección del documental, la cineasta se retiró de la sala de cine, tal vez porque no es fácil volver a interiorizar contenidos cargados de tanto dolor. Tal vez sea simplemente una tradición o una especie de cábala, ya que la cineasta suele hacerlo cada vez que se presenta alguna de sus obras.
Luego de finalizado el film, el aire que se respiraba era bastante peculiar en una sala repleta de espectadores claramente conmovidos. El ambiente estaba invadido por el silencio, los rostros serios e incluso por algunas lágrimas. Es que no se trata de cualquier película; se trata de un documental que intenta sacar a la luz una faceta del Genocidio Armenio – ese episodio oscuro que se convirtió en rasgo formador de nuestra identidad y al que estamos tan aferrados- jamás explorada. Es un trabajo que expone el dolor silenciado de aquellas niñas y mujeres armenias sobrevivientes del Genocidio que fueron esclavizadas y abusadas sexualmente por los turcos. Mujeres cuyos derechos fueron violados, cuya identidad y religión fue transformada y que quedaron marcadas con tatuajes realizados por los opresores para distinguirlas del resto de la población. Mujeres que al terminar la Primera Guerra Mundial y volver a sus hogares, vivieron el rechazo de los hombres, consideradas “sucias”, “impuras”. Suzanne Khardalian, mediante una búsqueda personal que inició por su abuela, reveló un completo tabú, una temática que permaneció velada durante casi un siglo.
Inmediatamente después de finalizado el film, se abrió el debate moderado por el representante del Consejo Causa Armenia del Uruguay Dr. Armen Garó Sarkisian y liderado por un panel integrado por Suzanne Khardalian, la fiscal nacional y flamante miembro del directorio del Instituto Nacional de Derechos Humanos Dra. Mirtha Guianze y la Lic. Karina Ruiz directora del Departamento Violencia Basada en Género del Instituto Nacional de las Mujeres-MIDES.
En primer lugar, hizo uso de la palabra la cineasta, quien comenzó haciendo énfasis en el objetivo de su documental: “mi intención es luchar contra el silencio y recuperar todas esas memorias que nos han sido quitadas, borradas”. Además, recalcó la importancia de la temática de género, afirmando que su intención ha sido “darle una voz a todas esas mujeres silenciadas, no sólo a las mujeres armenias, sino a todas las mujeres alrededor del mundo que han padecido situaciones similares”.
Seguidamente, intervino la Dra. Guianze, quien destacó la importancia de luchar constantemente contra el silencio y de buscar en todo momento la verdad y la reconstrucción de la memoria, “porque sin memoria no hay “nunca más”, sin memoria estas cosas pueden volver a repetirse”. También recordó que Uruguay fue el primer país en reconocer el Genocidio Armenio y felicitó el trabajo de Khardalian por mostrar una faceta desconocida del exterminio de los armenios, que es el tema de las mujeres sobrevivientes esclavizadas y que, según opinó, trasciende la temática de género ya que es de vital importancia para la sociedad –y para la comunidad armenia- que estas mujeres siguieran “dando vida a pesar del estigma, de la vergüenza y del silencio”.
Luego, la Lic. Ruiz brindó su perspectiva respecto al documental, dándole un giro interesante, acercando la temática a la situación de violencia de género en el Uruguay. Al respecto, sostuvo que hay muchas formas de violencia “invisibles” que en nuestra sociedad se mantienen como “naturalizadas” que, así como la violencia sexual, generan daño a las mujeres: “el destrato, la amenaza permanente, la violencia verbal, emocional, psicológica, patrimonial, ambiental…”. Agregó además que si el Estado está implementando políticas públicas para el enfrentamiento de la violencia basada en género, es justamente porque la violencia que sufren las mujeres es un problema social, y no sólo de las mujeres afectadas.
Finalmente, el moderador dio lugar a que la audiencia manifestara sus inquietudes y realizara preguntas hacia Suzanne Khardalian, quien respondió a cada una con enorme entusiasmo, y concluyó con un mensaje contundente: “el genocidio que se cometió contra el pueblo armenio es un crimen contra la humanidad, nuestro destino es parte del destino del planeta, los armenios que vivimos en diferentes partes del mundo tenemos que transmitir una lección. ¿Qué es lo que el Genocidio Armenio ha dejado como enseñanza? ¿Qué debemos transmitirles a nuestros hijos? Que no olviden, así no vuelve a ocurrir nuevamente”.